Saturday, August 30, 2014

LA MEDALLA MILAGROSA


​Resulta que entre todo lo que hago, trato de ayudar a apoyar Casas Hogar con despensas o ayuda económica y ropa que me dan algunos amigos o conocidos y familiares. Así fue que conocí a Sophie Gandoulf por Facebook, quien realiza esta misma labor en nuestra ciudad. Las dos un día sentimos la necesidad de conocernos y nos vimos en un café. Como mi hija Gaby estaba por visitar París le pedía algunos tips a Sophie y entre ellos me dijo: dile a tu hija que no deje de visitar la Capilla de la Medalla Milagrosa donde se apareció la Virgen. ​Recordé cual era la medalla milagrosa aunque no su historia por lo que llegando a mi casa decidí investigar al respecto. Descubrí que la Virgen se apareció el 27 de noviembre de 1830 a Santa Catalina Labouré, humilde religiosa vicentina, destacada por su sencillez y generosidad así como por su devoción a María. Pero ¿’cómo sucedió la aparición? les comparto la narración de los labios de la misma Santa Catalina, quien así lo describe: Era tanto mi deseo de ver a la Virgen, que me acosté con la confianza de que San Vicente había de conseguírmelo de la Señora. Serían no más que las once y media de la noche. cuando oí que me llamaban: "Hermana. Hermana, Hermana". Desperté; miré del lado por donde la voz venía. Corrí la cortina; y vi a un niño, como de cinco años que vestía de blanco; y así me dijo: "Ven a la capilla, que allí te espera la Virgen". Tranquilizada por él, dime prisa en vestirme; y le seguí… No pequeña fue mi sorpresa, viéndolo todo iluminado; mas esta mi sorpresa creció de punto ante la claridad de la capilla. Recordábame ésta la misa de Navidad. Sin embargo, por ningún lado se echaba de ver la presencia de la Virgen. La Virgen venía vestida de blanco. Arrodillada, hacíaseme largo el tiempo de espera. Acrecíalo el temor de verme descubierta. Llegó la hora. Y el niño me previno con estas palabras: "Mira, ahí tienes a la Virgen Santísima". Noté como un roce de sedas que se dirigía al lado del Evangelio, a un sillón que allí había. Era la Virgen, quien se me ofrecía sentada. Creo imposible describir cuanto veía y ocurría en mi: algo así como un temor de verme engañada; y de que aquella a quien yo veía, no fuera la Santísima Virgen. Mas, el ángel de mi guarda -que no era otro el niño- me increpó un tanto severo y sin más dudar, me arrodillé junta a Ella y puse mis manos en su regazo" Vi a la Virgen Santísima en todo el esplendor de su belleza. Indecible al labio humano. . . . Bañada de luz su figura. Asentaba los pies sobre una media esfera... En sus manos, a la altura del pecho, otra esfera más pequeña. Alzados los ojos al Cielo, noté cómo sus dedos tenían anillos, de los cuales brotaban pequeños haces de luz.... Viendo lo cual, oí una voz que así me dijo: "Figura el globo al mundo entero y a todos y cada uno de los mortales." Este globo que has visto es el mundo entero donde viven mis hijos. "Son los rayos símbolo de cuantas gracias concedo a quienes me las piden". Me siento tan contenta al poder ayudar a los hijos que me imploran protección. ¡Pero hay tantos que no me invocan jamás! Y muchos de estos rayos preciosos quedan perdidos, porque pocas veces me rezan". Hízose en torno de la Virgen Santísima a modo de óvalo con estas palabras, en caracteres de oro: "¡Oh María sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos!" Volvióse la visión y notó la Hermana una letra M y sobre ésta una Cruz descansando en una barra. Debajo de lo anterior, el Corazón de Jesús coronado de espinas y el de María atravesado con una espada, Y todo ello, circundado con doce estrellas. Se dejó oír al mismo tiempo una voz, que así decía: "Acuñad una medalla según el modelo. Cuantos la lleven consigo, recibirán gracias sin cuento… Llevadla con entera confianza." Al leer tan hermosa historia no sólo le pedí a mi hija que visitara la capilla en su viaje a París sino que me comprara una medallita milagrosa y orara por mí. Durante toda su estancia le recordaba que no lo olvidara. Efectivamente mi hija visitó la capilla junto con unos amigos y justo llegaron a la hora de la celebración de la misa. Sorprendida no solo por la belleza del lugar sino por la enorme concurrencia en la pequeña capilla ella y sus amigos decidieron quedarse a la misa que ofreció por mi salud. Cuando regresó a Guadalajara enseguida me entregó mi medalla y al recibirla sentí una hermosa energía que bañaba mi cuerpo. De inmediato me la puse en mi cuello con mucha fe de que algo me regalaría la Virgen abracé y agradecí a mi hija el haber rezado por mi salud y traído la medalla. Estaba feliz con mi regalo. Resulta que tenía varios meses con una molestia en una rodilla y varios amigos me habían ayudado a sanar un 50 por ciento pero aún estaba resentida. Mi sorpresa a las horas de portarla fue que mi dolor de rodilla que me acompañaba de varias semanas y con el cual me habían tratado de ayudar varios amigos a sanarlo había desaparecido por completo. Por ello doy gracias a la Virgen y testimonio de este milagro y los invito a que la utilicen. Sugerencias y comentarios al siguiente correo: victoriavalon@gmail.com

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