Friday, February 27, 2009

LUCES EN EL CIELO

El relato pasado nos quedamos en las extrañas luces de colores que vieron Claudia y su esposo al asomarse a su ventana en la madrugada.
Pasó el tiempo de ese acontecimiento y ellos se mudaron de casa, a donde ahora viven. Hace unos cuatro años, una noche a la 1 de la mañana, despertó y se dirigió a la cocina. Se sirvió un vaso de agua y miró hacia fuera de la casa. Cuando lo hizo descubrió una esfera en el cielo que al girar dejaba ver cuatro colores: rojo, azul, amarillo, verde y blanco.
Claudia repite en voz alta los colores, varias veces, indicándome que así lo hizo durante las noches que le ocurrió el incidente. “Siempre despertaba casi a la misma hora, iba hacia la cocina y observaba el mismo evento. Durante unos quince días lo estuve observando. Le platiqué a mi esposo lo que sucedía y él también pudo atestiguarlo.. También le conté a mi hermana Paula y a unos amigos y todos se esperaron hasta la hora indicada y corrieron con la suerte de verlo”.
Recuerda que una tarde iba en su camioneta rumbo a la casa de su mamá, cuando vio un rombo plateado en el cielo, estuvo estático durante cinco minutos. “Detuve mi camioneta para poder verlo con detenimiento, luego apareció un avión justo en dirección al rombo, al acercarse el avión, la nave extraña bajó de altura para luego volar a alta velocidad y perderse en el cielo”.
-Yo deseaba que alguien pasara y lo viera junto conmigo, pero no había nadie en la calle y mi hijo estaba muy pequeñito para darse cuenta.
Una prima mía que vivía sobre avenida Guadalupe y su balcón daba hacia Parque Juan Diego, me comentó que los veía con frecuencia. Yo le dije que cuando viera alguno, me avisara por teléfono y yo me lanzaría a su casa. Así sucedió, comenzó a ver los ovnis y me llamó. En total los vimos, mi mamá, mis dos primas, mi tía y yo. Subí a su cuarto a verlos y ahí estaban, eran dos esferas. Una era muy grande y de ella salieron tres chiquitas La parte de abajo de las esferas se veía de colores y la cúpula color plateado. Se hacían para adelante y para atrás. Las vimos durante mucho tiempo, fue todo un espectáculo. Finalmente las esferas más pequeñas se metieron a la grande y enseguida volaron desapareciendo en el cielo.
Con este último testimonio terminó la narración de Claudia y su familia. Al estar escuchando su relato recordé cuando yo misma vi un objeto volador no identificado.
Fue por el año 78 porque aún estaba estudiando en el ITESO. Asistía a clases de noche y a veces salía a las 10 p.m.. Un compañero venía conmigo en mi carro. En cuanto tomé el periférico comencé a ver las dos luces blancas y brillantes en el cielo frente a nosotros. Se veía que estaban muy abajo y eran completamente redondas como los faros de un carro.
Mi amigo y yo íbamos platicando y al verlas nos quedamos mudos. Luego le dije ¿ves las luces? ¿Qué serán? En eso nos fijamos que mucha gente se estaba haciendo a un lado de la carretera para verlas. Le pregunté a mi amigo que si nos parábamos y el me dijo ¡No síguele! Y le hice caso. De cualquier manera las podíamos ver perfectamente porque estaban frente a nosotros. Antes de que yo tuviera que dar vuelta a la derecha para tomar la avenida López Mateos empezaron a volar hacia arriba y luego hicieron una línea en zigzag hasta que tomaron un rumbo recto y desaparecieron.
Al otro día en la escuela me enteré que varios estudiantes las habían visto. Luego me arrepentí por no haberme bajado a verlas.
En ese tiempo mi hermano y su esposa también tuvieron una vivencia muy extraña. La casa de mis padres y la de ellos se comunicaba por el jardín. Una noche después de haber visitado a mis padres, se retiraron a su casa y al atravesar el jardín, vieron una luz intensa que los iluminó no solo a ellos, sino todo el patio. Era tan intensa que no veían nada, sólo la luz. Luego entraron a la casa y la luz siguió ahí unos segundos. De pronto todo se obscureció y volvió a la normalidad. No escucharon ningún ruido, ni vieron a nadie, sólo esa intensa luz. Curiosamente la casa de mi hermano estaba sólo a una cuadra de donde vivía la prima de Claudia.
Un amigo también me contó su experiencia. Una noche invitó a cenar a una compañera. Él vive por el rumbo de Providencia en un condominio. Su apartamento está en el último piso. Ya habían terminado de cenar y se pasaron a tomar un café a la sala donde tiene ventanales muy grandes y además tenía las cortinas corridas porque la gusta apreciar las luces de la ciudad durante la noche. De pronto comenzaron a ver luces de colores girando frente a su ventana. Era un ovni posado frente a ellos, flotando ante sus ojos y de tamaño natural. Ahí estuvo posado unos segundos. Él y su amiga quedaron mudos, solo observándolo hasta que de pronto en un movimiento súbito, desapareció. Al otro día preguntaron a los vecinos si lo habían visto y nadie se dio cuenta de los extraños visitantes. ¿Será que ellos eligen los sujetos con quienes desean hacer contacto?
Hace dos semanas mi amigo José, el astrólogo, me presentó a Javier, un amigo de él, quien ha visto innumerables ocasiones, ovnis sobrevolando en distintos puntos de la ciudad. Javier nos narra lo siguiente.
“El primer avistamiento sucedió una tarde –como a las 7- que llegué de trabajar. Me subí a la azotea de mi casa en el sector libertad, en la colonia Talpita. Fue entonces que observé tres naves en forma triangular, de color morado, que venían hacia mí. Este evento me ocurrió hace unos 25 años. Sólo las vi unos momentos porque enseguida se fueron hacia lo alto para desaparecer.
Diez años después, como en el año 85, mi esposa subió a la azotea a tender la ropa y de allá me gritó que subiera a ver lo que ella estaba presenciando. Al llegar arriba, vi una nave en forma de plato a baja distancia porque la dimensión era como del tamaño de un volkswagen, posada sobre el poste de la luz. Le dije a mi esposa que tenía miedo que nos hicieran algo y que era mejor bajarnos. Todavía era temprano y había luz. Se notaba, al mirarla, que estaba girando.
También en el sector Libertad, sobre la avenida José maría Narváez y José María Iglesias, al voltear la vista al cielo observé una nave en forma ovoide y también se dejó ver a corta distancia..Al frente se veía blanca, atrás tenía una especie de anillo azul fosforescente y hasta atrás un anillo rojo. Iba desplazándose de norte a sur a una velocidad muy lenta y sin emitir ningún ruido. Fue como un medio minuto que la vi, justo al pasar el Templo de San Isidro que está en esa zona, se perdió de mi vista.
En la calle Plutarco y José María Iglesias iba caminando con mi niña en brazos cuando apareció el ovni en forma oval, sólo que éste era transparente. Volaba muy bajo, podía verse del tamaño de una camioneta. Eran como las 8 de la noche lo que me permitía verla con mayor claridad. Cerca de ahí había un bosque y sobre esa área iba volando. De pronto se iluminaba la nave y podía verse el piloto en su interior, sentado en un asiento como de luz dorada. Se distinguía su indumentaria color plateada y era como un humano. Luego se apagaba y de nuevo prendía. Tomó en dirección hacia el cerro de la higuera –de sur a norte- rumbo a la barranca.
Luego en Ramos Arizpe y Revolución, estaba en casa de una cuñada, un 24 de diciembre. Como a la una de la mañana salí a mirar el cielo y vi sobrevolar un avión y cerca de él, se veían seis luces. Al rato volví a mirar hacia el cielo y de nuevo pasaron las naves, pero ahora de regreso, como si hubieran ido acompañando al avión. Lo curioso es que la primera vez se escuchaba el sonido del avión y cuando las luces regresaron solas no emitían ningún sonido.
Hace unos 25 años fui con uno de mis hermanos a la presa de la intermedia, de la Comisión Federal de Electricidad, allá abajo en la barranca de Oblatos, y los dos vimos una luz que salía del agua, se hacía grande como un autobús y nos dejaba ver una especie de ventanas. Al sumergirse de nuevo en el agua se hacía pequeña. Varias veces salió y se metió en el agua. Cuando salía iluminaba todo alrededor. Varias personas atestiguaron el hecho porque entonces había patrulleros que rondaban la zona para auxiliar a quien lo necesitara y ellos fueron los que descubrieron ese fenómeno. Entonces todo eso no estaba tan poblado y tal vez por eso había tantos avistamientos.
Otro hecho que me ocurrió fue en la cueva de San Julián, en el cerro del Tolimán. Mi cuñado y yo fuimos a buscar un tesoro. Al entrar a la cueva, estaba trabajando con el detector de metales y mi cuñado estaba a un lado, apenas empezábamos a trabajar cuando apareció una luz de forma circular, dirigiéndose a nosotros. Yo tomé el detector para pegarle y me quedé paralizado, no pude hacer nada, pasó la esfera junto a nosotros y salió de la cueva. Nosotros la seguimos hasta afuera donde nos esperaban, mi suegra, mi esposa y mi niño. Les gritamos que la vieran pero ellos no podían ver nada. Fue algo muy extraño.
Amigos lectores solo me resta agradecerles el seguimiento que han hecho a estos relatos.
victoriavalon@gmail.com

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